A Don Claudio lo ves en Amunategui con Compañía; aparece todas las tardes sentado en una banca llorando, llorando. La gente lo mira; nadie entiende la razón de tanta pena, piensan que está pidiendo limosna; pero su llanto es por su casa, que con el remezón se dañó, y es donde su escuelita funciona y él ya no tiene fuerzas para poder repararla y espera ahí; en el mismo lugar, en esa humilde banca, todos los días para que alguien se acuerde de él y lo venga a ayudar
Dagaro
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