Al aula de media techumbre, llegué directo como de costumbre.
Busqué rápido en lo hondo, aquel cántaro sin fondo.
No lo encontré; hacia otro extremo entonces, no desesperé.
¿Qué diablos en el palacio pasaba?, ¡El cañón al cielo tampoco estaba!
Sin remolino, decidí ir a jugar con ninja estilo.
Pero no hallé quien batiese a Miguel… “¿Quién es él?”; dijo aquel sin saber.
Tampoco entendía nada, una voz familiar sentía que se me acercaba.
“Te invito a un largo tour para que comprendas”; pronunció la curvilínea de las cuerdas.
“¿Por dónde?” pregunté. “No por la Escuela” dijo ella y lloré.
Busqué rápido en lo hondo, aquel cántaro sin fondo.
No lo encontré; hacia otro extremo entonces, no desesperé.
¿Qué diablos en el palacio pasaba?, ¡El cañón al cielo tampoco estaba!
Sin remolino, decidí ir a jugar con ninja estilo.
Pero no hallé quien batiese a Miguel… “¿Quién es él?”; dijo aquel sin saber.
Tampoco entendía nada, una voz familiar sentía que se me acercaba.
“Te invito a un largo tour para que comprendas”; pronunció la curvilínea de las cuerdas.
“¿Por dónde?” pregunté. “No por la Escuela” dijo ella y lloré.
DITO.
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