Atrapado estoy. No sé en realidad si es una caja, porque de ella crecen árboles y tampoco si aprisiona, porque soy yo quien no la abandona. De todos modos creo que aferrado a esta caja estoy.
Es como un imán de palabras, cantos y charlas. Escuchas también llantos y discusiones, pero más te envuelven sus celebraciones.
Cuidado de permanecer buen rato dentro. Si no sigues mi consejo, de seguro no tendrás regreso.
¿Qué raro? Ya no me siento acobijado y sin dificultad encuentro salida por el lado. Es por allí, la veo claramente. Ojala me conduzca a mi caja nuevamente.
DITO.
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